Importancia estratégica de la educación T-P para el desarrollo nacional: el rol de los CFT estatales

El crecimiento de la educación técnico-profesional (TP) en la educación superior chilena tiene una relevancia estratégica para el desarrollo del país. En la última década, la formación TP ha pasado a ocupar un lugar protagónico en la matrícula de educación superior. Por ejemplo, en 2023 más de la mitad de los nuevos estudiantes de pregrado (56,7%) ingresaron a instituciones TP –institutos profesionales (IP) o centros de formación técnica (CFT)–, superando por primera vez a los que optaron por universidades. Esto refleja un cambio de paradigma donde la formación de técnicos de nivel superior se consolida como pilar para formar capital humano en áreas clave de la economía.


Diversos actores subrayan que potenciar la educación TP es esencial para impulsar un desarrollo productivo, innovador y equitativo. Las autoridades han planteado que la formación técnico-profesional, por su orientación al “hacer y resolver” problemas prácticos, “puede y debe asumir un rol relevante” en los procesos de innovación y transferencia tecnológica que Chile necesita. Asimismo, el sector TP es visto como clave para llevar conocimiento e innovación a todos los rincones del país, activando el potencial creativo necesario para un desarrollo sostenible.


En palabras de la Subsecretaría de Ciencia, el fortalecimiento de la educación TP ayuda a avanzar hacia un desarrollo que cuide el medioambiente, mejore la productividad económica y promueva la sostenibilidad social. Garantizar el acceso amplio a la educación superior TP –por ejemplo mediante la política de gratuidad– se considera fundamental para que todas las personas, sin importar su origen socioeconómico o región, puedan formarse, dado que una educación inclusiva es “fundamental para el desarrollo humano, productivo y sostenible” del país.


Evolución de la matrícula por modalidad  desde 2015

El crecimiento de la educación TP se evidencia en números absolutos y en cambios en las modalidades de estudio desde 2015. Históricamente, la formación presencial diurna concentraba la mayoría de estudiantes, y aún en 2024 aproximadamente el 70% de la matrícula de pregrado se imparte en jornada diurna tradicional. Sin embargo, las modalidades alternativas han ganado terreno de forma notable. La matrícula vespertina (clases presenciales en horario tarde-noche), que representaba una porción importante, ha venido disminuyendo sostenidamente –cayó un 3% solo en 2024 y acumula descensos desde 2016– debido en parte a que muchos estudiantes trabajadores están migrando hacia ofertas más flexibles. En 2024 la jornada vespertina alcanzó un 16,5% de la matrícula, por debajo de años anteriores.


En contraste, la educación en línea (programas a distancia o virtuales) ha tenido un auge extraordinario. La matrícula en modalidad a distancia se ha vuelto “cada vez más relevante”, llegando en 2024 al 12,4% de la matrícula total de pregrado, un salto enorme comparado con solo un 1,7% de participación que tenía en 2015. Esto implica que en menos de una década la educación virtual multiplicó su peso relativo (un crecimiento de más de 600% en diez años).


Incluso en los institutos profesionales –parte fundamental del sistema TP– la expansión de programas online ha sido notable: entre 2021 y 2025 la matrícula a distancia en IP aumentó 111,9%, y en 2024 por primera vez superó a la matrícula vespertina en esas instituciones. La modalidad semipresencial (mixta entre clases online y presenciales) también ha crecido a tasas altas (20% en el último año, aunque desde una base pequeña), consolidando nuevas formas de estudiar.


Este cambiante panorama de jornadas se vio acelerado por la pandemia de COVID-19, que forzó la adopción masiva de la educación a distancia y demostró su viabilidad. En síntesis, desde 2015 a la fecha se observa una diversificación de las modalidades: la formación presencial diurna mantiene el mayor volumen de alumnos, pero la oferta virtual ha crecido explosivamente desplazando a la tradicional oferta vespertina, lo que indica una adaptación del sistema TP a las necesidades de flexibilización y acceso de distintos grupos (trabajadores, personas de regiones alejadas, etc.).


Despliegue territorial de los 15 CFT Estatales


Una de las iniciativas más importantes para fortalecer la educación técnica superior fue el establecimiento de 15 CFT Estatales a lo largo del país, como parte del “despliegue territorial” de la oferta educativa. Estos centros públicos fueron creados por la Ley Nº 20.910 y comenzaron a implementarse desde 2018, con el objetivo de asegurar que cada región cuente con al menos un CFT de propiedad estatal. El Ministerio de Educación, a través de la Subsecretaría de Educación Superior, asumió la tarea de consolidar y robustecer el funcionamiento de estos quince CFT estatales distribuidos “a lo largo del país”.


Se han ubicado estratégicamente en diversas ciudades (Arica, Alto Hospicio, Calama, Chañaral, Ovalle, San Antonio, Peñalolén, San Vicente de Tagua Tagua, Linares, Tirúa, Lautaro, La Unión, Llanquihue, Puerto Aysén, Porvenir, entre otras), abarcando desde zonas extremas del norte hasta la Patagonia. Este despliegue territorial busca acercar la educación superior a comunidades que antes carecían de oferta local, evitando que los jóvenes deban migrar a las grandes urbes para estudiar. El fortalecimiento de esta red de CFT públicos es prioridad estatal: existe un plan de desarrollo 2022–2026 orientado a consolidarlos, mejorar su infraestructura y gestión, y garantizar que cumplan con su misión social. De esta manera, los CFT estatales no solo amplían la cobertura de la educación técnica, sino que también se integran al desarrollo humano sostenible de las regiones del país, aportando al bienestar y progreso de las comunidades locales.


Relevancia e impacto de los CFT Estatales en la equidad regional y continuidad formativa


Aunque son instituciones recientes, los CFT estatales ya muestran un crecimiento acelerado en su matrícula, evidenciando su relevancia social. En 2024, los 15 CFT estatales en conjunto alcanzaron 15.041 estudiantes de pregrado, lo que representa un aumento de 31,4% respecto al año anterior. Si bien parten desde una base pequeña (equivalen al 1,2% de la matrícula total de pregrado), su expansión es sostenida.


De hecho, las últimas cifras indican que en 2025 la matrícula de los CFT estatales aumentó otro 22,8% adicional, reflejando la alta demanda por esta nueva oferta pública en educación técnica. Este crecimiento explosivo responde a que estos CFT están captando a jóvenes que antes no tenían acceso local a la educación superior o que confiaban menos en las alternativas privadas. La presencia de un CFT estatal en cada región actúa como un “ascensor educacional” de alcance territorial amplio, incorporando a estudiantes que de otro modo habrían quedado fuera por barreras geográficas o económicas.


El surgimiento de los CFT estatales aporta directamente a la equidad territorial y la integración regional, reduciendo brechas históricas de acceso. Al establecer instituciones de educación superior en zonas antes postergadas, permiten que los jóvenes se formen sin emigrar de su región, desconcentrando la matrícula de Santiago y las grandes ciudades. Esto favorece el desarrollo de talento local y contribuye a que las distintas regiones del país cuenten con profesionales técnicos acorde a sus necesidades productivas.


Además, al ser entidades públicas adscritas a la gratuidad, los CFT estatales han logrado que muchos estudiantes de bajos ingresos accedan a la educación superior sin costo de arancel, generando oportunidades donde antes el factor económico era un impedimento. Gracias a la gratuidad (política implementada desde 2016 y de la cual estos CFT forman parte), se “garantiza el derecho a la educación de todas y todos sin distinción”, permitiendo la continuidad de estudios para egresados de liceos técnico-profesionales que antes veían truncas sus posibilidades. En otras palabras, los CFT estatales están fomentando la continuidad formativa entre la educación media TP y la superior, al ofrecer una ruta accesible y de calidad para que los técnicos de nivel medio obtengan un título de nivel superior en su propia región. Con esto, se contribuye a la movilidad social y al cierre de brechas, formando capital humano avanzado en todas las regiones del país. En suma, la expansión de la educación técnico-profesional –particularmente mediante los CFT estatales– se ha convertido en una pieza estratégica para el desarrollo equilibrado de Chile, al combinar aumento de cobertura, pertinencia territorial e inclusión social en la formación de técnicos de nivel superior.


Fuentes: Informe SIES Matrícula Educación Superior 2024; Subsecretaría de Educación Superior (Noticias, 2025); Ministerio de Economía (Innova TP, 2023); Subsec. Educación Superior – CFT Estatales (2022); Subsec. Educación Superior – Estadísticas (2024).


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